
Comunicación transversal y ebullición social y política
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El mundo ha vivido, en las últimas semanas, fenómenos de ebullición social y política. En los países árabes del norte de áfrica, las movilizaciones se realizaron en contra de gobiernos autoritarios. Así, hemos visto cómo movimientos sociales repentinos condujeron a la caída de gobiernos en Túnez y Egipto. Y en Italia, durante el fin de semana pasado, se han producido movilizaciones de centenares de miles de personas convocadas por los colectivos de mujeres y feministas contra las expresiones más retrógradas del gobierno de Berlusconi.
Hace poco más de dos meses la sociedad dominicana se expresó y movilizó amplia y profundamente en pos de una modificación de la política y el gasto públicos en educación.
Todas estas movilizaciones sociales y políticas han coincidido en que no cuentan con un “fuerte liderazgo” carismático, ni personal, ni de grupos: han sido movimientos fluidos y aparentemente impersonales, mientras que la implicación de los cientos de miles de personas, fundamentalmente jóvenes, se ha caracterizado por una fuerte vivencia personal antes que discursiva o doctrinaria. Otro rasgo es el predominio de una comunicación horizontal, transversal, cuyos mensajes son muy diversos, plurales y se originan en múltiples nodos o centros de emisión, pasando a través de internet, los teléfonos móviles y las redes sociales y personales de un emisor a otro y a otro en un ir y venir aparentemente desorganizado, repetitivo, interactivo. En parte es lo que Manuel Castells analiza en “Comunicación y Poder”.
El aprendizaje de las más recientes experiencias y de nuestra como sociedad es que se está configurando una cultura de la comunicación y la movilización capaz de retar a los poderes formales constituidos. No nos sorprenda, entonces, si en el futuro inmediato, como sociedad, somos testigos de nuevos episodios de movilización social.
Publicado en Santo Domingo, fecha 9 de febrero de 2011, ver publicación en Perspectiva Ciudadana.